Reseña: Cuando respiro en tu boca – Qué tiempos aquellos

Cuando respiro en tu boca. La creación de Peces es un formato del diario de vida. Una bitácora que cobra sentido en la medida que nos detengamos interesadamente en constatar el paso del tiempo.

Cuando respiro en tu boca. La creación de Peces es un documental que apuesta por confiar en un personaje que, dentro del film, podríamos identificar como el más desconocido y, en parte, el más importante: en este caso, el productor Mario Breuer. El argentino tiene como labor –y lo explica todo el tiempo así– producir el disco inaugural de la naciente y novata banda chilena Lucybell, medianamente conocida agrupación del circuito under universitario de la época.

Para Breuer, producir es un tipo de trabajo que se ubica entre acomodar, engalanar, editar y mejorar. O, dicho de otro modo, asumir que el gusto personal, (de)formado por los años y el trabajo mismo, prepondera o sintoniza con el gusto de las masas. Astuto, sagaz y verborreico, el tipo sitúa su aparición dentro de cierto renacer musical vislumbrado a inicios de los ’90. A su juicio, emparentado con la movida del rock nacional argentino durante los ’80. Además de calibrar ahí su propia contribución, que es otorgar calidad y elegancia a un material que, confía, este grupo joven –y un país como Chile– merece ostentar. Hay un plano que lo coloca diciendo esto, recubierto por la cortina de una niebla nicotinosa que se disipa pero que todo el tiempo aparece densa. Como si Breuer, desde las tinieblas y la imponencia de su figura logística, controlara todo el tiempo los destinos del rodaje.

Esto no es así, y en el fondo Breuer es más simpático en el estudio que cuando pontifica. Aunque ciertamente da con el clima del momento y el lugar desde donde se piensa este registro: los noventa. Donde prolifera la energía, el entusiasmo y la vehemencia, pero también los límites invisibles que ahora, 20 años después, los espectadores vemos inscritos en todos lados. Porque, ciertamente, tenemos el atributo del tiempo a nuestro favor, pero también porque la última década del siglo fue un momento paradójico, de cierto entusiasmo por todas partes tutelado. Un frenesí asediado por las fronteras de lo que parecía ser meridianamente posible.

Desde este punto de vista, el realizador del filme, Carlos Moena –en ese entonces, un estudiante audiovisual grabando a un par de conocidos– compone con un sentido más intuitivo que premetitado, la crónica ordenada de los ocho días que Lucybell se tardó en grabar Peces, un disco que se hizo con lo justo y que pinta como rutilante. Y bueno, en cierto sentido lo fue (durante los créditos se nos habla de las copias que vendió). Pero un éxito enmarcado por las fronteras nacionales que esa época le deparaba a los músicos y tal vez a todo artista. En ese entonces, Chile era un barrio, y tal vez lo sigue siendo sin que reparemos en la evidencia que así lo confirma.

Las sesiones de grabación, cabe señalar, se suceden bajo cierta lógica causal: entre bases, rítmicas y voces. Entremedio, Moena coloca la cotidianidad de una banda de veinteañeros que son azuzados por este mentor campechano que busca sacar lo mejor de ellos. En ese sentido, hay más rutina que conflicto, pese a que las veces en las que este se perfila, el talento de Breuer pareciera también ser capaz de darle cabida en la medida de lo posible. Distinto del caso, por ejemplo, de las turbulencias que sacudieron el estudio durante la realización de St. Anger (2003) el inclasificable trabajo de Metallica de principios de siglo. Anécdotas y fricciones recogidas todas en el registro de estudio Some Kind of Monster.

Lycubell, por su parte, como banda se observa aplicada, concentrada e inusualmente mentalizada en el hecho de que están, al parecer, dando a luz algo de lo que no saben mucho qué esperar. Iluminadoras, en ese sentido, se vuelven las secuencias de entrevistas que intercalan las grabaciones: no sólo por su aura entre forzada y casual, sino porque bajo los anhelos de una banda por descubrirse, se asientan los prolegómenos de una década que también, como ellos, se devela en su particularidad.

En ese sentido, el registro documental de Moena da cuenta de un momento epocal vislumbrado a través de la grabación de una grabación. Por lo tanto, los registros que contextualizan, en el medio del documental, el ethos de los noventa (programas de televisión, publicidad y contingencias noticiosas) saben más a nostalgia que a datos necesarios de la causa. Porque el tono generacional se huele más en la referencia a Los Picapiedra en la polera de segunda mano que a veces utiliza el baterista, Francisco González, que en la necesidad obligatoria de articular el visionado actual con un momento pretérito demasiado explícito.

Fuera de esto, Cuando respiro en tu boca. La creación de Peces es un formato del diario de vida. Una bitácora que cobra sentido en la medida que nos detengamos interesadamente en constatar el paso del tiempo. Aquello que este mismo, sin quererlo demasiado, nos dejó como corolario.

Reseña de Cuando respiro en tu boca

Cuando respiro en tu boca. La creación de Peces (2018, 90 mins.) Carlos Moena, Chile

ClaudioSH

Claudio es psicólogo. No se encuentra mucho en eso de ser cinéfilo. Ni menos, amante del cine: ve películas porque está acostumbrado, porque no es demasiado caro y porque, tal vez, fue lo único que se le ocurrió hacer con el tiempo que le queda disponible.