¿Hasta dónde somos capaces de llegar con el fin de ser parte de algo?
Quizás esta pregunta es demasiada amplia para usted, que no quiere o no tiene el tiempo para cuestionarla, pero es cosa de analizar su vida ahora. ¿Se conforma con el trabajo actual, a pesar del jefe o el ambiente, con tal de recibir el sueldo? ¿Vale todo el tiempo invertido estar con la pareja actual porque, quizás, estar en soledad es peor? Quizás así la pregunta tiene más sentido en su estado actual, pero hagamos el ejercicio menos “yo, yo y solamente yo” y más hacia una situación global: ¿hasta dónde llegaríamos por lograr la paz? ¿dar la vida, por una mejor para los demás?
Imaginemos lo siguiente. Si llegásemos a un punto de la política actual en donde, Corea del Norte y Corea del Sur, por diferentes razones político-económico-sociales, decidieran dejar atrás sus pataletas históricas para hermanarse y crear una nueva, y colosal, nación nipona, la mitad del mundo aplaudiría, ¿no? Claro, mientras que la otra mitad del globo haría lo posible porque esto no sucediera ($), lo que frenaría el desarrollo económico de estos países y llevaría a parte de la ciudadanía a manifestarse en contra del binomio presidencial. Ese grupo opositor al gobierno se llamaría La Secta y para detener esta oleada revolucionaria, el sistema crearía una Unidad Especial Armada. Pero las acciones para detener las movilizaciones antigubernamentales se saldrían de las manos, hasta incluso, cobrar vidas de actores que no son parte (directa) de la lucha, como niñas escolares acribilladas por dicha Unidad. Tal acontecimiento provocaría secuelas en la moral de las fuerzas y de los individuos armados.
Bueno, no hace falta imaginarnos este escenario, ya que se puede ver en Illang: La brigada del lobo, reciente estreno en Netflix que tuvo su paso en el pasado Festival de Cine de San Sebastián.
Ahí está la historia del filme, basado en el manga Kerberos Panzer Cops de la Kerberos Saga de Mamoru Oshii y el animé de 1999, que en esta ocasión es llevado a la pantalla por el director de la inolvidable I Saw The Devil Kim Jee-woon. Junto a un reparto de, al parecer, muchas estrellas coreanas, la película mezcla ciencia-ficción y acción de forma muy sabrosa: disfrutable.
Pero quizás lo más rescatable, está en la idea del “pertenecer”.
El título de la película hace mención al “lobo”. Es el nombre que recibe la unidad especial, pero también viene del animé original Jin-Roh que se traduce literalmente como “hombre lobo”. Y esto tiene mucha conexión con un elemento central de la historia: el cuento de la caperucita roja.
No quiero “sploilear” ni dar directrices de cómo leer la historia, pero es clave en el desarrollo de los personajes el popular relato infantil. Incluso el mismo guion es explícito en recalcarlo durante la relación que se desarrolla con un par de personajes.
Pero lo que sí se puede mencionar, sin adelantar, que la historia nos interpela desde lo más natural de nuestros instintos: el de sobrevivencia y la autodestrucción, en este caso, por un fin. Ya sea común, como la paz de las naciones; como individual, al ser parte de un grupo (manada). Qué tan dispuestos estamos en convertirnos en lobos con piel de humanos o humanos con piel de lobo, para qué y a qué costo.
Illang: La Brigada del Lobo puede verse en poco más de 2 horas como una entretenida película de acción con todos los clichés melodramáticos que, queramos o no, los surcoreanos manejan mejor que nadie. También podemos alegarle un exceso en su metraje y falta de síntesis del director, pero prefiero quedarme con la lectura más profunda que las buenas obras de ciencia-ficción dejan: ¿hasta dónde somos capaces de llegar? ¿si llegamos a un punto… podemos llegar a más? ¿así hay que hacerlo?
Preguntemos esto a las Fuerzas Especiales de Carabineros. También a los encapuchados del INBA.
Reseña de Illang: La brigada del lobo.
Ficha.
Dirección: Kim Jee-woon.
Guión: Kim Jee-woon (Historia: Mamoru Ishii).
Música: Mowg.
Fotografía: Lee Moo-gae.
Reparto: Gang Dong-won, Han Hyo-Joo, Jeong Woo-seong, Kim Mu-yeol, Han Ye-ri,Choi Min-ho, Shin Eun-soo, Heo Jun-ho.