Reseña: Poco Ortodoxa – El efecto Matías Fernández

Esty emprende un viaje radical. Un personaje que al dejar atrás lo que siempre ha sido, intenta encontrar lo que quiere ser. Poniendo en tela de juicio lo que siente y lo que cree.

Siempre pasa algo con Esty” señala constantemente la suegra de la protagonista de Poco Ortodoxa, ante cada complicación e inconveniente que vive la joven durante los primeros pasajes de su matrimonio con Yanki.

La declaración de molestia de la mujer, no busca entender la mente de Esty, todo lo contrario, es un exclamación de incomprensión.

Durante las Clasificatorias al Mundial de Fútbol de Sudáfrica 2010, la Selección Chilena (La Roja), en uno de sus tantos encuentros, vivió un momento que pasaría a la historia…de internet. No por alguna jugada inolvidable o un acontecimiento estadístico. Una frase dicha por el técnico de la Selección, en ese entonces Marcelo Bielsa, se transformaría en un meme-gif que se repetiría durante muchos años aludiendo al sujeto citado en ella: “Qué pasa ahora Matías, siempre pasa algo”. Bielsa gritando, frustrado ante algún problema físico que pudo haber tenido Matías Fernández esa jornada en la cancha.

Siempre pasa algo Matías”, se repetiría, lamentablemente, en la mente de todos los hinchas ante cada lesión que, en algún momento el Mejor Jugador de América, sufría en cada club donde estuvo. Incluso, durante su última temporada en su actual club Colo-Colo, había padecido de sus constantes malestares físicos.

Si bien se ha especulado mucho tiempo las razones de su alicaído rendimiento, luego de ser uno de los mejores jugadores del fútbol chileno y parte de la llamada “generación dorada”, las ideas sobre su errática carrera futbolística han sido muchas, pero una se ha mantenido. Promovida incluso por su ex técnico colocolino Claudio Borghi: la “irrupción” de la religión en la vida de Matías. Específicamente, el cristianismo evangélico.

Sería cínico negar que los que somos hinchas y vimos jugar a Matigol, no caemos en utilizar como recurso crítico su apego a las palabras del evangelio por sobre las rabonas o tiros libres que tanto le alabamos en su momento.

Donde nosotros, como en algún momento lo hizo el Loco Bielsa gritamos “siempre pasa algo Matías”, también está la comunidad Ortodoxa de Esty, su suegra y todos quienes la rodean, la miran y la cuestionan. Colocando más signos de exclamación que interrogantes a la frase.

La miniserie de Netflix relata, en 4 capítulos, la huida de la protagonista hacia Berlín, cansada y ahogada de su vida en New York. No por la ciudad, sino por al lugar al que pertenecía: Esty formaba parte de una comunidad de judíos ortodoxos en Brooklyn. Llevaba poco más de un año casada con Yanki Shapiro y estaban en planes de tener su primer hijo.

Con tan solo 19 años, Esty decide tomar lo poco y nada que le cae en una bolsa y emprende su viaje hacia la capital alemana sin decirle a nadie de sus intenciones ni su destino. La gente que ahí conoce, otras culturas, costumbres y actividades que nunca antes había realizado, se van presentado ante nosotros, en paralelo a pasajes de su vida como judía ortodoxa en EE.UU.

Poco Ortodoxa está basada en el libro del mismo nombre escrito por Deborah Feldman. Autobiografía que inspira la creación de Esty, pero no todo lo que transcurre en la serie. Gran parte de los pasajes de la vida en la comunidad jasídica son extraídos del libro, tanto para ilustrar sobre la cultura, como también para comprender mejor a la protagonista.

Si bien es fácil, hasta comprensible, que exista en el espectador una crítica hacia las reglas y leyes de la comunidad ortodoxa que se muestra en la serie, Poco Ortodoxa cuida muy bien no caer en el ataque y el juicio. Esto se ve en el transcurso de la serie con el personaje de Yanki, el joven marido de Esty.

Yanki, que también es parte de la comunidad, pero como hombre ortodoxo, actúa con otras herramientas por sobre su esposa, entrega una mirada desde inocente hasta ignorante ante todo lo sucedido con su mujer. Sus dudas y sus actos lo posicionan en diferentes polos, desde el inicio hacia el final de la serie.

Pero ciertamente, es Esty quien emprende un viaje radical. Un personaje que al dejar atrás lo que siempre ha sido, intenta encontrar lo que quiere ser. Poniendo en tela de juicio lo que siente y lo que cree. Reveladora escena es cuando descubre Google y la primera pregunta que decide buscar.

Y claro que sería entendible que en su viaje, la religión sea algo que va quedando en el camino. Aunque haya pasado casi 20 años en un comunidad que le dio todo, no le entregó las herramientas para moverse “en el mundo”, ese del que todos somos parte, donde puedo escribir esto y tú leerlo. Es ahí donde la serie mantiene un equilibrio, a ratos inestable, en su crítica y va en búsqueda de una visión tolerante y comprensiva de los actos de los personajes.

El tan criticado, pero siempre querido Matías Fernández fue el encargado de patear el primer penal en la final de la Copa América 2015. Segundos antes de golpear la pelota, Matías inclina su cabeza hacia atrás, con los ojos cerrados al cielo y sus manos abiertas, a la espera de un mensaje iluminador. El árbitro da la señal. Matías abre los ojos, corre y dispara. Convierte, quizás, uno de los penales más perfectamente realizados en una final de fútbol profesional.

Esty, a su vez, en la última escena de la serie, realiza un acto que sorprende al público que la observa y también al espectador, que esperaba ver a una mujer que parecía haber dejado la religión en el pasado para “convertir el penal perfecto”.

Matías, Esty y Poco Ortodoxa nos enseñan a observar y comprender en momentos cuando la enajenada frase de Bielsa se hace presente en nuestro juicio.

Reseña de Poco Ortodoxa, miniserie de Netflix

Ficha de Poco Ortodoxa (Unorthodox ).

Director: Maria Schrader.

Guion: Deborah Feldman, Anna Winger, Alexa Karolinski, Daniel Hendler.

Fotografía: Wolfgang Thaler.

Elenco: Shira Haas, Amit Rahav, Jeff Wilbusch, Alex Reid.

AleAravena

Publicista porque quería hacer comerciales ya que era lo más cerca a hacer cine, sin estudiarlo y morir de hambre.