Yo no soy de aquí – Soy en lo que fui

Yo no soy de aquí es un cortometraje que se detiene, entre otras cosas, en la dificultad pública de adjudicarse una forma unánime y satisfactoria de definirse.

1. Las historias de desarraigo suelen contarse en primera persona, o más específicamente desde quien, de alguna forma u otra, recompone su experiencia a propósito de ese abandono. En cierto modo, este casi siempre es un acontecimiento forzoso, en la medida que pone en tensión el deseo del retorno junto a la manera en que la memoria vehiculiza una vivencia que se asocia a un lugar que se piensa que permanece, pero que, pese a ser fugaz y contingente, no desaparece tal y como lo pensamos en esa última vez que ahí nos encontramos. De ahí que una de las principales vivencias que se recuperen para tal efecto se vinculen a la añoranza persistente del lugar perdido.

2. Cuando Josebe se refiere a la nacionalidad como manera de explicar su procedencia –una forma de responder a la pregunta por el origen-, a menudo es malentendida por las personas que la escuchan. Ella es vasca y no española, insiste, porque de ninguna manera una y otra son condiciones para ella homologables. Quienes la escuchan, por otro lado, son personas que no tienen -uno podría pensar- por qué conocer la especificidad cultural del lugar de origen de la mujer. Por lo tanto, el shock se produce apenas esto se revela: a la mujer no sólo se le adjudica un lugar erróneo, sino que también esa conclusión está revestida de un estereotipo impertinente. Lo interesante, más allá de esta desafortunada aunque a veces inevitable traducción de la cuna de nacimiento, es la reacción de quien la recibe, en este caso, Josebe: una amalgama curiosa entre estoicismo, alevosía y resignación.

3. Para el caso de la mencionada protagonista, en todo caso, su relato no remite tanto al deseo del retorno como a la forma que el recuerdo, para ella, se compone en tanto recuperación. Su origen nacional, al mismo tiempo, es singular toda vez que habita una denominación nacional disputada, siendo Euskadi una entidad corporizada en su relato y en el pueblo maderero que asume como su hogar. La mujer se declara vasca, pero dicha condición se revela intraducible a quienes se lo explica, en tanto sus interlocutores asumen que un país es un todo unitario, como les enseñaron respecto del mismo que ellos habitan, y en el que Josebe tuvo la oportunidad en recalar ocho décadas atrás.

4. Así de hecho lo repite a quienes duermen la siesta: su origen, Rentería, es remoto y pretérito, pero se siente vivo, activado en el recuerdo de una idiosincrasia que más que petrificarlo con rutina, lo convierte en una suerte de añoranza festiva, contraria a toda nostalgia inmovilizada o, a lo sumo, agotada por melancólica. El hecho de que Josebe reconstruya ese pasado reclinada en un sillón de una residencia santiaguina, con la vehemencia que se le observa, contradice una reclusión que no se da por enterada. Porque, al fin y al cabo, ¿Dónde estamos o nos encontramos cuando recordamos? 

5. Cuando Maite Alberdi y la lituana Giedre Zickytedos mujeres que no comparten ni la nacionalidad ni la lengua y que seguramente se comunican a través de otra lengua, o del propio oficio- reciben el encargo, desde un festival danés, de filmar un documental, dan origen a Yo no soy de aquí. Un cortometraje que se detiene, entre otras cosas, en el malentendido del principio: la dificultad pública de adjudicarse una forma unánime y satisfactoria de definirse. En este sentido, independiente de lo que uno podría visualizar a simple vista -que el problema preponderante acá es la cuestión de la vejez-, el resultado tiene el mérito de articular dos asuntos que se complementan con inteligencia: el pasado del origen, y el presente de explicarlo. A propósito de la historia de Josebe de quien recibimos unos fragmentos que, al remontarnos a un origen para ella inextinguible al norte de la península ibérica, recuperan la permanencia de un recuerdo que da sentido a todo lo demás-, la película añade este itinerario a la construcción de una vejez, acaso el tema que en la actualidad reivindica a Alberdi como observadora de un grupo social numeroso y marginalizado.

6. Con una puesta en escena que da cuenta de un trabajo de seguimiento prolongado, que se observa en la familiaridad que la cámara ocupa al interior del desarrollo argumental, Alberdi y Zickyte consiguen hacer un retrato de la diáspora, como también una reflexión sobre el extrañamiento como condición humana: sea esta por la diferencia entre el principio y el presente, o tenga esta que ver con la forma en que la misma razón -o su pérdida- articula las controversias. Josebe, además de ser vasca, permanece en un lugar al que se le difuminan sus motivos nacionales, y que se tensiona a propósito de su condición actual, que tiende a un olvido que solo le permite refugiarse en aquello que sus acompañantes desconocen o entienden a medias. 

7. Sin ser necesariamente melodramáticas -muy por el contrario, con un humor sutil pero en ocasiones negro- el tándem explora la vivencia migratoria desde un punto de vista inusual pero por lo mismo importante: al volver la mirada a una migración que muchos gobernantes, displicentes con los flujos actuales, debiesen reconocer como actual y urgente. Al mismo tiempo, también se vuelve un tema a discutir -como suele ser en la producción de Alberdi- la consideración en torno al método de aproximación al otro, que la misma directora no ha escatimado en las entrevistas que concede. En el fondo, ante esta disyuntiva es probable que lo interesante sea, más que endosar responsabilidad desde el reproche ético de la aproximación documental a un personaje, la circunstancia de que ese mismo material sea el que permita, de hecho, tensionar las presunciones desde las cuales se plantean esas objeciones. ¿Cómo se filma el deterioro? ¿Es posible, repudiable o discriminatorio tutelar el consentimiento de un otro por razones como las que desliza el cortometraje? ¿Dónde se coloca ese criterio? ¿Y quién está en condiciones de hacerlo? Inevitablemente, Yo no soy de aquí articula, sin ambages, este nudo: acaso una metáfora pendiente, precisamente, sobre lo que hay o debe haber al proponerse una forma de encontrarse con los otros.

Yo no soy de aquí está disponible en YouTube

Yo no soy de aquí

Director: Maite Alberdi y Giedre Zickyte

Guion: Maite Alberdi y Giedre Zyckyte

Fotografía: Pablo Valdés

 

ClaudioSH

Claudio es psicólogo. No se encuentra mucho en eso de ser cinéfilo. Ni menos, amante del cine: ve películas porque está acostumbrado, porque no es demasiado caro y porque, tal vez, fue lo único que se le ocurrió hacer con el tiempo que le queda disponible.