Reseña: True Detective S3 – La memoria

En esta tercera entrega de su creador Nic Pizzolatto, la serie retoma su tono lúgubre, frío y pesimista que muchos criticaron que se había perdido en la segunda temporada


Qué difícil es recordar un sueño. Ya lo dijo Nolan en Inception. Y parece que con los años, también se vuelve complejo recordar…bueno…casi todo. Si estás leyendo esto es porque, quizás, viste la tercera temporada de True Detective, la que terminó hace casi un mes ¿la recuerdas?

En esta tercera entrega de su creador Nic Pizzolatto, la serie retoma su tono lúgubre, frío y pesimista que muchos criticaron que se había perdido en la segunda temporada, luego de la enorme primera entrega. Aquí volvemos a la pareja de detectives que se embarcan en resolver un crimen que involucra niños, religión, política y largos viajes por la carretera. Sí, la fórmula que tanto nos maravilló.

El detective Wayne Hays (Mahershala Ali) junto a su compañero Roland West (Stephen Dorff) siguen los rastros de la extraña desaparición de los hermanos William y Julie en un pequeño pueblo de Arkansas en los 80′. De ahí, y en tres épocas distintas (80′, 90′ y 00′) vemos como este caso (Purcell) toma diferentes rumbos y afecta a distintos personajes de la historia, desde la familia de Hays, pasando por la comunidad del pueblo, hasta los actores políticos de la región.

En la primera temporada de esta serie antológica, los detectives eran los encargados de expresar los temas más sicológicos y filosóficos, invitándonos a reflexionar sobre “la vida misma”.

En esta temporada volvemos a retomar los complejos pasillos de la mente y nuestra condición humana frente (o junto) a los otros. Quizás lo más notorio y relevante es el rol de la memoria y los recuerdos. Wayne Hays, que también estuvo al frente en Vietnam como “rastreador”, es un hábil y analítico detective que se obsesiona con el caso de los niños desaparecidos, tanto así, que los tres tiempos por los que pasa la serie también pasan físicamente por él, pero el caso no se ha sido de su cabeza…pero otras cosas sí.

Es obvio (obligatorio si se quiere) para una persona que necesita atar cabos sueltos y armas rompecabezas, tener un memoria de alta capacidad, pero ¿qué pasa cuando comienza a fallar? ¿En quién te conviertes cuando lo que más necesitas para hacer tu trabajo, ya no funciona? Esto se ve en la versión 00′ de Hays cuando ya es un hombre octogenario, retirado y es llamado a participar en una especie de documental sobre el Caso Purcell.

Su memoria, sus recuerdos, todo en su cabeza, es clave para la reconstrucción de los escenarios después de un par de décadas.

Pero a medida que a Hays se le solicita recordar, también vemos, qué decidió olvidar. Ahí es donde aparecen (literalmente) los fantasmas de una memoria dañada ¿por otros? ¿por él? Este juego sobre la memoria queda excelentemente plasmado gracias, de nuevo, al prolijo trabajo en guion Nic Pizzolatto, pero también en cámara por Jeremy Saulnier (Blue Ruin, Green Room) que sentó en los primeros capítulos la atmósfera y ritmo en el pulso nostálgico de la serie.

Como mencioné unos párrafos atrás, la historia que deben resolver la pareja de detectives también rosa a otros personajes, en particular a Amelia Reardon (Carmen Ejogo) una joven profesora de inglés en la escuela de los pequeños Purcell, que luego será la esposa del detective Hays, pero que su verdadero rol será escribir una novela basada en este caso. Este crimen que fue el puntapié para Amelia y Hays, también fue el que sostuvo la relación hasta la muerte de ella (perdón el spoiler).

En el detective, su mujer funciona también como sus recuerdos: no puede retener todo. Hay cosas que olvida de ella y otras que no recordaba que había olvidado. Su tragedia constante es no poner amarrar todo, ni siquiera, lo que ama.

Los saltos temporales en este relato también entregan un aspecto que no se observó en la temporadas anteriores: el racismo. En sus versiones 00′ y 90′, Hays no convive con las trabas raciales que sí se observan en la etapa ochentera de la serie. Discriminación, conflictos y prejuicios se ven tanto para los que “son la ley” como para los que la enfrentan.

Estos vaivenes de tiempo y espacio entregan grandes momentos cinematográficos como los juegos de cámara en la pareja de detectives en el último episodio, que parece materializar una idea sobre memoria: el que soy ahora, no es sólo yo hoy; también el que fui y que seré.

Lo que recordamos, nuestra memoria o lo que entendemos por lo que pasó en un momento, es algo mío, propio de mi persona, y que en caso de los detectives tratan de resolver a partir de ahí. Los hechos del pasado viven en los recuerdos de uno, pero también en los del otro, entonces ¿de quién son? Si son de todos ¿son de nadie?

Increíblemente, sabemos que el caso se resuelve, pero nadie lo recordará. Si vio la serie, se acuerda, sino, olvídelo. Pero véala.

Reseña True Detective Season 3

AleAravena

Publicista porque quería hacer comerciales ya que era lo más cerca a hacer cine, sin estudiarlo y morir de hambre.